GUSTAVO ARANEDA
lunes, noviembre 19, 2007
CEFERINA Y DAGOBERTO ( 4a. parte)
Esa madrugada después del sepelio, en casa de Juancho, Ayentemo estuvo a un trís de forzar el candado, pero se detuvo sólo por el hecho que entre ellos, siempre se habían respetado en todo, y cuando uno le pedía al otro algo, y si el otro podía hacerlo, eso era sagrado, y se hacía, por lo que no era el momento ni el lugar para romper con esa costumbre, aunque ya estaba muerto, así que iría a buscar la llave donde el juez.
Don Celedonio, ¿qué le pasa?, parece que hubiese visto a un fantasma…mientras se abrazaban…
No, nada… este último tiempo he tenido algunos problemas para respirar, y esta vieja locomotora que deja todo lleno de humo…
Le traje algo para leer, pasándole el diario y la revista…
¡Qué bueno!… bonito gesto de su parte…y ¡que elegante que viene!…
Mi sargento siempre decía que "para las ocasiones especiales hay que vestirse de manera especial"…
Pero ¡Ud viene mas encachao que la yegua del tony!…
¿Y cómo esta su señora?
Algo delicada de salud… Ud sabe, los años
¿Y la señora Melania?…
A ella no le entran balas…
No es que lo quiera echar si apenas a llegado, pero ¿por cuántos días viene?
Por tres días…
Se nos van a ser muy cortos…
Y continuaron hablando de trivialidades mientras que un empleado de él acomodaba el equipaje en el viejo automóvil, y mientras iban abandonando el andén, don Celedonio respondía a los saludos de las personas con las que se cruzaban.
Esta estación tiene como setenta años… cuando recién llegó el ferrocarril acá, yo me iba a Santiago a estudiar Leyes…
¿Ud siempre ha sido de acá?…
Prácticamente, salvo los diez años que viví en Santiago, y a penas pude, volví…
¿Ud conocía a mi papá don Celedonio?
Todavía quedan postes del viejo telégrafo, ¡a propósito!, acabo de terminar de leer una novela que se publicó el año pasado de un coterráneo nuestro,¿ por qué me imagino que ud se siente traiguenino, al igual que yo?, ¿verdad?, Luis Durand se llama el escritor, y la novela se llama Frontera, le sugiero que la lea, y si ud quiere, le presto el libro, pero con el compromiso que para la próxima vez que venga me lo traiga de vuelta…Esta tierra es muy linda, ¿Qué me preguntó Ud?
No, nada, fue algo sin importancia…
Sabe Ayentemo, cada día me siento mas cansado… ya es hora de empezar a ordenar las cuentas, mire que una de esas, me llaman de allá arriba, antes de tiempo y no quiero dejar nada pendiente…
¿Eso me incluye?…
¿Ud cree?
Si…
Entonces.. si…
Ayentemo, ¿trajo la caja?, se produjo un silencio momentáneo, y el joven asintió con un movimiento de cabeza,
Bien, entonces los tres días se nos van a ser muy cortos…y el juez entró a su despacho cerrando la puerta tras si.
Etiquetas: recuerdos de niño, Traiguén, viaje en tren
jueves, noviembre 15, 2007
CEFERINA Y DAGOBERTO (3a. parte)
¿Que puedo hacer por Ud sargento Rebolledo?
No se exactamente doctor, no lo tome a mal, me gustaria que tuviera la mejor atención…
De eso no se preocupe…
El problema, doctor, es que el para estos efectos él es indigente…
Como la mayoría de las personas de estos lugares, ¡a propósito!, el Director del Hospital nos pidió que le dijéramos que quiere conversar con Ud.
Gracias, pasaré por su oficina, y por favor, cualquier novedad me puede avisar al Regimiento.
No se preocupe, lo haremos
Gracias doctor…
No creo hueñe(1)
Si… hay algo que no me calza sabe…
Ya, suelte el doblao(2) de una vez…
Entre otras cosas, ¿Cómo lo hizo para sacarme too los “papeles” p’al regimiento?, ¿p’a sacar el carne de identidad? y too eso…
Mee, Dios pregunta menos y perdona más…
Pero yo no soy Dios, poh, Juancho
Y yo no tengo paciencia ni memoria…
Ni que estuviera tan viejo para no acordarse…
Mire hijo, aprenda que, a veces, es mejor no acordarse, se vive más feliz… ¿ha tenio algún problema acaso?
No, sólo curiosidad…
En ese caso, siga usandola p’a onde lo ha estao haciendo
¿Y p’a onde cree que lo he estado haciendo?
P’al lao de
Si, es verdad, la he estado mirando, taita
Y ella a Ud también…
Pero es que ud sabe bien que es mi único pariente…vivo que tengo.
Por eso estoy haciendo este sacrificio…y si la única parentela soi yo, es porque ud. lo ha querio…
Siempre he tenido aquí, en mi pecho, como una espina cruzaa…nunca he sentio ni curiosidad p’a ese lao,…hay algo que no me hace mirar p’a ese láo, ¿me entiende? y no me interesa saberlo, pero, hablemos de otra cosa, ¡hoy me caso Juancho!, y –mientras le arregla el cuello del vestón ---además se va a entretener mucho, va a conversar con muchas personas
Y ¿con quién? si no conozco a nadie, y además sabis muy bien que no me gusta hablar…
Si lo hubiésemos esperado a Ud soldado, todavía estaríamos seco…
Cierto; dijo Juancho mostrando un vaso a medio llenar
¿Y porque no están bailando?
Aquí esta más tranquilo y el vinito esta muy bueno; dijo el Capitán.
Quiere que les traiga algo más… ¡ah!, y no se me alejen mucho mire que lueguito van a servir la comida…
Déjenos por aquí no mas, soldado, estamos re bien; retrucó el Sargento.
A mi me ocurre lo mismo… Vaya a saber porque pasan las cosas…Sólo Dios sabe…
Cierto juez, sólo Dios sabe…
¿Y que ha sabido del capitán Muñoz?
Se fue para Concepción, está en el Regimiento Guías…
Buen hombre…
Si, gracias a él me contrataron…
Si, algo supe por ahí…
Ojalá que algún día lo vuelva a ver…
Sólo Dios sabe…
Cierto, don Celedonio, sólo Dios sabe…
No lo iba dejar que la corriente se lo llevara, así como así, mi sargento…
Tu soi too un hijo de bandido
¿Por qué me lo dice, mi sargento?
Es un decir soldado, por lo “arrajonao”(3) que fue…podríamos habernos ahogado los dos, no pensaste en tu mujer y tu hijo…
Pero no fue asi..
Alcanzó a llegar y estar los últimos instantes con Juancho, quien en todo momento mantuvo su lucidez, le pidió que todo lo que tenía en su casa se lo llevara y que debajo de su cama, enterado había una caja para él.
Es fantasma del Bandido; dijo el Juez, a modo de broma, quien era franqueado por el sargento y el capitán, ya que por los años caminaba con dificultad….saludaron a
Yo estaba de paso por Traiguén y el sargento Ramírez me avisó; dijo el Capitán Muñoz.
A propósito, ¿por qué no van todos la próxima vez que vaya a Traiguén?; terció el juez, haciéndole un cariño al niño menor.
Será un placer, le voy a decir a mi mujer, y si se pide unos días de permiso, aprovechamos para que conozca el fundo.
No faltaremos Don Celedonio…
(1) Hueñe : niño – termino cariñoso para identificar a un joven
(2) Doblao : El tema verdadero de la interrogante, la verdad…
(3) Arrajonao : Valeroso, osado, sin miedo, intrépido
(4) Enterar : estado de agonía, instantes previos a la muerte.
Etiquetas: Funeral, Húsares, Los Sauces, matrimonio, Traiguén
jueves, noviembre 08, 2007
CEFERINA Y DAGOBERTO (2a Parte)
Ayentemo Rebolledo Soto
Ayen… ¿cuánto?
A yen te mo, respondió suavemente el joven…
¡Oiga mi sargento!, este se llama Ayentemo; dirigiéndose al uniformado que estaba parado cerca de la ventana como momificado y que se veía en silueta por el sol que entraba por el ventanal…
¿Y de donde salió ese nombre pelao?, preguntó el sargento con una voz potente y autoritaria.
Es mapuche...
¿Y vos soi mapuche?
No, no que yo sepa…
¿Y que sabis entonces?
Que quiero hacer el Servicio Militar
¿Sabis andar a caballo?
Si, dijo el mocetón mientras apretaba con fuerza medida su chupalla que tenía sujeta y puesta por detrás…
Aquí se dice; Si mi sargento, ¿escuchaste pelao?, interrumpió el soldado que estaba haciendo las anotaciones.
No se preocupe soldado Palma, ya va a aprender…déjelo adentro...
Faltan unos papeles mi sargento...
Dejélo no mas, me tinca es pelao, que pase el siguiente...
Si mi sargento…
Fue así como Ayentemo se incorporó al Regimiento de Caballería de Angol
.......
.......
¿Y tu no vas a salir de franco?
No mi sargento
¿Tenis donde ir?
No mi sargento
¿Y no tenis mamá?
No mi sargento, murió cuando yo era niño, no la conocí
¿Y tu taita?
Tamien t’a muerto, mi sargento
¿Entonces soi huacho?
Asi parece mi sargento
Y no tenis a nadie?
Al viejo Juancho no mas, mi sargento
Anda a verlo, entonces… llevais como tres meses adentro y eso no es bueno, y no vayai con las manos vacías..
Es que yo vivo aquí ahora…mi sargento
Pero cuando terminis el servicio te vai a tener que irte…
Y si Ud me ayuda, me podría quedar contratao…mi sargento
Ayentemo lo tenía decidido, quería ser militar, quizás porque de alguna manera lo llevaba en la sangre, y el deseo de ser parte de algo además del cariño que tenía por los caballos, era un concripto que desde el primer día mostró cualidades innatas de rastreador, contaban que podía seguirle el rastro a una lagartija en un campo de trigo.
......
......
Juancho se quedó un tiempo en el rancho de Dagoberto, se levantaba muy de madrugada y se instalaba en un peñasco de donde se dominaba todo el valle y sólo bajaba de tanto en tanto y ya entrada la noche se iba a dormir, eso lo hizo por casi dos meses, entre tanto Ceferina se fue apagando lentamente, por la ausencia prolongada de Dagoberto y una vez que sintió que ya no regresaría entró en un estado de pena, a cada día, se lo pasaba mas encerrada mientras que Ayentemo daba sus primeros pasos.
El pequeño huerto, a pesar de los pocos cuidados que tenía, dio sus frutos, Juancho hizo las cosechas y una tarde ella ya no salió a conversar el mate como lo hacia cada día…esa noche por primera vez Juancho entró a la casa...
¿Que le pasa comadre?
No tengo ganas de naa
Pero…
¿Compadre Juancho, ud se podría hacer cargo del niño?
¿Y por que me dice eso?
Yo me voy a ir con el Dago…
Conversaron un par de horas a la luz del chonchón, hasta que el chonchón de Ceferina se apagó para siempre…
.......
.......
¿Y que pasó después Juancho?
Gueno, ¡no me iba a quedar ahí contigo! y chiquito… nos juimos p’a Los Sauces, sabía quienes eran tu abuelos, tus tíos…
No quiero saber de ellos…
Si no te voy a contar naa que tu no queris saber… Yo me puse a trabajar en lo que cayera y…
¿Por qué no te casaste nunca? ¿No teniai mujer, ni hijos?
Yo nunca fui casao, no tengo más hijo que vos y, como nunca dije naa de ti… me jue difícil conseguir mujer… asi que por eso somos los dos no mas…Gueno gueno… ahora cuente de Ud será mejor… las historias que se recuerdan son siempre tristes y ahora hay que estar contento… ¿Cómo te ha ido en el Regimiento?
Bien… tengo a cargo los caballos de los oficiales, y parece que me van a contratar, por lo menos eso fue lo que me dijo mi capitán la semana pasaa y también mi sargento, pero tengo que aprender bien a leer y escribir, ¡eso si que me cuesta!…
Ambos quedaron en silencio, mientras un pitillo se consumía entre los dedos de Ayentemo…
¿Algún dia me contara la historia de mis padres?
Cuando Ud quiera…
Ahora…
El viejo se rascó la cabeza, la decisión del joven lo tomaba por sorpresa y comenzó a hacer dibujos incoherentes en el suelo con una varilla de retamo que usaba para espantar los perros…
Mire hueñe, le voy a contar toa la historia, pero ud no me va a interrumpir porque sino nunca va a saber el final…
Como ud. mande…
Y fue así como Juancho le contó toda la historia, incluyendo el por que de su nombre… Y a ud le pusieron Ayentemo, porque según la comadre ud era muy "hermoso y gracioso"…
Y mi taita, ¿Dónde esta enterrado?
No lo sé… porque después que lo mataron se fueron p’al lado de Traiguén y parece que se lo llevaron con ellos porque no encontré por ninguna parte tierra removía…
¿Y mi amá?
La enterré a los pie de un sauce que estaba al final del huerto, ¿y qué más iba a hacer?... hice el hoyo en la noche, de madrugada la amortaje y ahí quedó…con una cruz de laurel…
El silencio volvió a reinar entre los dos hombres…
....
....
Don Celedonio, le presento al joven Ayentemo Rebolledo
Mucho gusto joven
Muchas gracias por recibirme señor Juez
Y dígame don Vicente ¿para que me trajo a este joven?, mientras se sentaba en frente a su escritorio.
Don Celedonio, este joven quiere escribir la historia de los cuatreros de esta región y lo hace en sus ratos libres, él es del Regimiento de Angol, viene recomendado por mi Capitán Rodríguez…
Ah… hay hartas historias por estos lados, pero mejor sería que hablara de don Pedro Trizano y su gente, mire que si no fuera por ellos…pero ¿Qué es lo que quiere saber Ud jovencito?
Bueno, mi capitán me comentó que el Regimiento, muchas veces ayudó a corretear a los cuatreros y en el cuartel se cuentan muchas historias de don Pedro y su gente, pero también se cuenta que hubo un malulo que les dio muchos dolores de cabeza hasta que lo mataron…y que Ud...
Ah… ¿ud se refiere al Bandido?…
No se si será el mismo….
Ese tiene que ser… Don Vicente porque no le dice a la Melania que nos traiga una mistelita y así aprovecho de contarle la historia del Bandido a este joven… y mientras don Vicente salía al corredor, el juez buscó en un estante unos legajos algo polvorientos…
Aquí esta el expediente… ¿sabe ud que el Bandido no tenía nombre?
¿Y por qué?
Por que no tenía amigos, ni parientes conocidos, nunca dijo su nombre, y por aquí lo venía venir, muy de tarde en tarde, y si no fuese que unos vecinos le reconocieron, por el poncho, o si no, nunca lo habríamos pillado… espere…. Aquí esta el informe final…”los testigos reconocieron al cadáver como el del Bandido y que la última vez que lo vieron estaba bebiendo en el negocio de don Bartolomé Lillo, y con esa comprobación de identidad y firmada las correspondientes declaraciones este Tribunal ordena se le de cristiana sepultura en el cementerio de la localidad, con cargo a fondos municipales y se le inscriba en el Registro Parroquial con el nombre de “Bandido”. En Traiguén a, bla bla bla.
Al joven se le hizo un nudo en la garganta y trató de mantener la compostura, mientras entraba la empleada con los vasos de mistela, nunca un trago había sido tan amargo y largo…
......
......
¿Alguna novedad?
Si, renuncio jefe, ya estoy viejo para estar pasando susto…
Pero ¿por qué?, nunca los muertos han dado problemas, y soltó una risotada el administrador del cementerio mientras le tomaba por el hombro al rondín…
Mire jefe, anoche no pude echar ni una pestañada… los perros casi se vuelven loco… y ladraban como endiablados para allá…y no se atrevían a cargar… de repente se encendió una vela, ¡no se de donde!… y ahora en la mañana, con la claridad, fui a ver... y en la tumba del Bandido había un ramo de flores frescas… y en la cruz, dos letras pintadas de blanco…
¿Y que letras?
Una De y una Erre… ¿eso no será Diablo Resucitado, jefe?
Alguien que te hizo alguna broma… ¿tuviste tomando anoche?…
Naa patrón… revisé bien, no había ni una huella, nada de nada….
......
......
En la próxima salida te voy a ir a dejar flores, mamá…
lunes, noviembre 05, 2007
CEFERINA Y DAGOBERTO
Este cuento esta inspirado en la canción Bandido de Patricio Manns y es mi regalo de cumpleaños.
El espíritu de Dagoberto Rebolledo vaga por entre trigales y bosques nativos de los campos que unen Angol con Traiguén, la historia dice que en las noches de cuarto creciente se ve la silueta del Dago sobre su caballo corralero negro azabache y su inconfundible manta de castilla, que hasta en pleno verano no se la sacaba, la razón era que así nunca se veía donde tenía las manos, ya que al cinto llevaba un corvo militar de
Cuentan que su padre, fue viejo soldado que había servido en la campaña de pacificación de
Dagoberto vivía en una choza construida en el fondo de una quebrada de difícil acceso, y que por su ubicación estratégica, era casi imposible verla.
Se ganaba la vida descuerando animales, especialmente vacunos, de él se hizo toda una leyenda, y en más de alguna oportunidad se le sindicó como el jefe de una gran Banda de Cuatreros.
Un día, de regreso de una de sus tantas correrías, a la entrada del pueblo de Los Sauces vio a lo lejos la silueta de una mujer joven que llevaba al hombro un atado de leña. Se detuvo y la miró, hasta que se perdió por entre los caseríos. Pasó varios días rondando por las cercanías esperando verla, hasta que…
- Buenas tardes señorita…
- Buenas tardes, respondió ella algo nerviosa y mirando hacia todos lados
- No se preocupe, ando solo y estoy un poco perdido
- ¿Qué se le ofrece?…
- ¿Por dónde debo agarrar p’a llegar a Purén?…
- Cruce el pueblo y siga p’a la travesía(2)
Ese verano, Dagoberto se dejaba caer más o menos seguido por los bajos de Los Sauces a esperar a su amiga…
- Naa
- ¿Cómo que naa?, si anda con una car'e perro… dígame, ¿Qué le pasa?. Dagoberto la tomó por los hombros y la acercó a su pecho. Ella comenzó a sollozar bajito. ¡Cómo que naa! si está llorando…
- Mi taita me echó de la casa, porque me esta creciendo la panza…
- ¡Pero!…
- Lo que ahí tiene es mío, y lo mío es mío… y como no se lo puedo sacar, me la llevo a Ud. también
- ¿Y después?
- Lo va tener que criar…
Por primera vez, Dagoberto descuidó su rutina de seguridad y enfiló directamente hacia su puebla(3) sin preocuparse de ver si lo iban siguiendo ni de las huellas que iba dejando… su mente había viajado a otros mundos, donde los sueños son los amos.
Cuando empezó a subir los cerros que circundaba su rancho volvió a la realidad y dando un golpe de riendas a su caballo, giró en noventa grados y guió sus pasos hacia el puelche (4), empezó a evolucionar en zig zag y a hacer grandes rodeos… Ceferina sólo respiraba, abrazada a la cintura de Dagoberto y con la cabeza reclinada en la espalda de él.
Ya el sol se había escondido tras la cordillera de Nabuelbuta, los perfiles de los cerros y los frondosos árboles adquirían formas fantasmagóricas, que podían estimular la imaginación de cualquier cristiano. Cruzaron varios arroyuelos hasta que, de pronto, se encontraron de frente con la puebla(4) de Dagoberto. Bajó del caballo de un salto, pasando su pierna por sobre el cuello del animal, tomó por la cintura a
- A contar de ahora esta será su casa y la casa de mi hijo… mientras le acariciaba suavemente la guatita.
Ceferina se sentó en una banca, bajo un alero a la entrada de la casa, Dagoberto desensilló la bestia y la soltó, montura en mano se dirigió a ella,
Desde ahora, ud manda aqui...
Los últimos rayos de sol, pintaban de hermosos tonos rojizos unas cuantas pequeñas nubes, y el ambiente se inundaba con un sinfónico concierto de trinos de pájaros.
........
........
- Tiene que sembrarlo p’a Santa Rosa, p’a que la cosecha sea güena, respondió mientras limpiaba su fusil
- Espero que no se me caiga la guagua antes…
- Se me había olvidao…
- ¿Y la voy a tener aquí?
- Aquí pus
- ¿Y Ud. me vas a ayudar?
- No, le voy a avisar a
…..
Como nunca el invierno fue tan lluvioso y frío… las provisiones mermaban… el fogón encendido, una olleta de fierro llena de agua, hervía… Dagoberto aguzaba una rama con su corvo y en la pieza del lado, se sentía los gemidos de la mujer parturienta,
- Nació sanito el güeñe… ¿lo queri conocer?
- ¿Hombrecito?
- Si pu
- ¡Mi hijo!… musitó
En medio de esos cerros solitarios, un llanto de niño anunciaba vida, en el corazón de Dagoberto había florecido una rosa, pero al mismo tiempo una espina le clavó, ahora había que alimentar otra boca, y su trabajo cada día se hacia mas difícil.
En los pueblos cercanos, se habían organizado los patrones de fundo para dar caza al bandido que robaba ganado, se habían puesto puntos de vigilancia y cada vez se hacia más difícil de cruzar los campos sin ser visto.
Ceferina intuía lo que hacia su marido, sabía que cada vez que salía, quizás no regresaría mas…A medida que pasaba el tiempo y el niño crecía, las salidas duraban más y el tiempo en casa era menos, ella nunca dijo nada al respecto.
.......
........
- ¿De dónde viene viajando el amigo?…
- Del norte…
- ¿Y cómo están las cosas por allá?
- Espero que mas mala que por estos lados
- Aquí las cosas cada día están más malas… pero no por eso no nos vamos a tomar otro traguito…
- ¿Y qué nos hará?…
Ambos hombres beben lentos sendos vasos mientras alrededor otros parroquianos, cada uno en lo suyo, beben sin poner atención en el forastero que bebe con el dueño de la cantina…
- Yo llevo años viviendo aquí, este negocito me lo dejó mi Taita… no da mucho, pero no me quejo… y Ud ¿en qué trabaja?…
- En lo que toque… lo que haya, donde llego…
- ¿Y no piensa echar raíces?…
- Las raíces la echan los jutres o los que trabajan para ellos
- Entonces ¿Ud va de paso?
- Si, me hablaron de que hay trabajo p’a Lonquimay… así que me queda harto que andar todavía… espero encontrar algún amigo en el camino, p’a que se haga mas corto el camino…
- ¿Yo lo conozco a Ud?… ¿Por qué me parece cara conocida?… mientras sacaba una botella de debajo del mesón… Esta va por mi cuenta…
- Gracias amistaíta…
El hombre sirve los vasos, le llaman de una de las mesas, y se va a atender a otros parroquianos.
Al acercarse a una de las mesas, uno de los contertulios le comenta algo al dueño de la cantina, los otros participan en el cuchicheo, miran de reojos a Dagoberto… De otra mesa se para un mocetón y se acerca al grupo, y cada vez aumenta el barullo…
Dagoberto bebe lentamente como no dándose cuenta pero su instinto lo había puesto en alerta, dejó el vaso en el mesón y se encaminó lentamente hacia una puerta interior de la cantina, por donde ya había salido varias veces a orinar… con rápidos movimientos saltó cercas y corrió por la orilla del estero que estaba a los pies de la propiedad, perdiéndose por entre las zarzamoras. Entre tanto, se escuchaban gritos de dentro de la cantina. Dagoberto no se detuvo a averiguar y siguió corriendo, en busca de su caballo que había dejado escondido en unos bajos a la entrada del pueblo.
Sintiéndose seguro, empezó a caminar, mientras examinaba sus armas que estuvieran en su lugar, cuando de repente de entre los arbustos se le apareció una persona...
- Calma Dago… soy yo, el Juancho
- ¿Cuál Juancho? A pesar que la voz le era familiar
- Tu compadre…
- Pero si tu estai preso
- Salí hace dos semanas
- Baja la voz que te pueden escuchar
- Aquí estamos seguro… tu caballo esta allí, junto al mí a mi yegua…
- ¿Cuánto estuviste adentro?
- Casi cinco años…
- ¿Tanto?….¿Cómo pasa el tiempo?
- Si pus, …
- Y ¿Cómo me pillaste?
- Hace dos días que te estoy siguiendo, ¡te hay puesto harto descuidado!
- Uno se va haciendo viejo…
- ¡Pero vos tai igualito!
- ¿Queris pitiar?…
- Ya pus (recibe un cigarrillo) lo único que me falta, p’a ponerme a tono, es echarme unos guenos tragos y una guena acostaa…
- Lo de los tragos lo podemos hacer en
- ¡No la embarre compadre!..., en ese caso,... me echo a la yegua… ambos ríen
Dagoberto le da un fuerte abrazo a su compadre y que lo sorprende con los brazos abajo, luego van en busca de los caballos y rumbean hacia los campos en busca de la casa de doña Eduviges. Ya habían andado más de una hora a paso cansino, conversando de mil y una cosa…
- ¿Y cómo andas los negocios compadre?
- Mal, cada día hay más ojos que cuidan los animales, uno nunca sabe donde se puede encontrar con un vigilante…
- Y ¿Qué me dice de Ud., todavía tiene el rancho allá en la quebrada?
- Si pus, y ahora con mujer y con crío...
- Pucha, ¡esa si que es noticia!… ¿Y dónde se la encontró?
- En Los Sauces… es una güena mujer
- ¿Y la quiere mucho?….
- Por ella y el crío, hace tiempo que le he estado vuelta a la idea de hacer otra cosa, ésto cada día se pone más peluo.
- Si Ud. me perdona compadre, el cuerpo me esta pidiendo… ¿ud entiende?… me voy a echar una vueltita p’a allá abajo y vuelvo al tiro…
- Hágalo p’allacito, p’a que el viento no traiga el olor…
- No joda compadre….
- Es que a Ud. lo conozco puh… Juancho rumbea hacia un bajo, donde los matorrales se hacen mas espeso…
Dagoberto respira profundo, su mente viaja hacia su rancho donde esta su mujer y su hijo… (Para si) “Debería haberle dicho a mi compadre que amo a la Ceferina”… su vista se fijó en las últimas luces del atardecer y en las estrellas comenzaban a brillar, cuando de repente se siente un disparo de fusil… Dagoberto cae del caballo… a los pocos minutos lo rodean seis jinetes…
- ¿Este es?…
- Si, este es…
- ¿Y el otro que venía con él?…
- Debió ser un acompañante, porque este siempre andaba solo…
…..
.......
- Dagoberto, ¿es Ud?…
- No misia, soy el Juancho, el compadre del Dago….
- El Dago anda trabajando, no se cuando volverá…
“y donde escuche que hay una mujer que a solas me nombra.
(1) : Huinca: hombre blanco
(2) : Travesía: Oeste
(3) : Puebla : Rancho pobre de inquilino
(4) : Puelche: Este
BANDIDO
Patricio Manns
La noche me abre su manto
su manto de estrellas blancas
compadre voy a la sierra
llevando mi muerte en anca.
Es negro el viento y la tierra
negro el pan y negro el vino
si voy subiendo a la sierra
más negro se hará el camino.
Un corvo de acero blanco
me cuelga el flanco
el rifle alerta cansao el tranco
llevando penas y donde vaya
con la cadena de este destino
sobre mi manto se irá el dolor.
Compadre la noche enreda
mi poncho negro en sus brechas
pero en todos los atajos
un rifle escondido acecha.
Al pueblo vaya de albita
cuando aún no mueran las sombras
y donde escuche que hay una mujer
que a solas me nombra.
Le dice que no me busque
que se acostumbre
que ya no existo que allá en la sierra
cuando en la noche de espalda en tierra
me acuerde de ella con toda el alma...
con toda el alma la lloraré.
Etiquetas: Bandido, Cuento chileno, Patrico Manns