GUSTAVO ARANEDA
jueves, octubre 04, 2007
NO QUIERO SER TRATADO COMO DIOS.
Un día a la salida de mi trabajo, en el centro de Santiago, pasé a lustrarme los zapatos, el lustrabotas estaba atendiendo a un señor con el cual sostenía una discusión algo acalorada, no escuché el tenor de la misma, pero una vez que me senté en el sillín, él continuaba refunfuñando.
Comenzó su trabajo y a los pocos minutos ya algo calmado me miró y me dijo;
Yo soy Dios…
se produjo un silencio…
Y ¿por qué amigo?
Yo se lo digo, algún día lo entenderá
Y siguió haciendo su trabajo sin decir palabra, le pagué y me fui pensando en la frase dicha por ese señor, hoy creo haber descubierto el sentido de esa frase, dicha hace tanto tiempo y que había quedado grabado en algún rincón de mi subconsciente.
Pareciera que a medida que van pasando los años en la existencia de las personas, nos vamos haciendo Dios, y no es precisamente por nuestras buenas acciones, sino que nos vamos haciendo invisibles a los ojos de los demás, en particular de los más jóvenes.
He estado trabajando en recolectar algunas informaciones para un artículo relacionado con la historia de Valparaíso en la década del 70 y en particular, lo relacionado con los terremotos, las conductas y reacciones de las personas ante el efecto de un fenómeno de la naturaleza.
En el invierno del año 1971 se produjo un cuasi terremoto en Valparaíso alrededor de las 10 de la noche, por ese entonces tenía un negocio en un local de la avenida Errázuriz y que lo había habilitado un grupo de artesanos, de conocida tendencia política de izquerda, donde la mayoría confesaban una condición de agnóstico o derechamente ateos hasta que se comenzó a moverse todo, muchos invocaban bendiciones, misericordia y protección del Altísimo para sus seres queridos que estaban en sus respectivas casas.
Este último tiempo, ha sucedido que para algunas personas, por momentos he sido muy invisible, mi existencia borrada totalmente por el deslumbramiento de otros seres, pero una vez que las cosas se han tornado difíciles o complicadas se han vuelto a acordar que yo existo, creo que es una conducta injusta y egoísta.
No quiero ser tratado como Dios.
2 Comentarios:
"Nadie da puntada sin hilo"