GUSTAVO ARANEDA

LOS MOMENTOS

(Cuento inspirado en la canción homónima de Eduardo Gatti.)

2.- Nos hablaron una vez cuando niños, cuando la vida se muestra entera, "que el futuro", "que cuando grandes"; ahí murieron ya los momentos.
Sembraron así su semilla y tuvimos miedo, temblamos, y en ésto se nos fue la vida.
3.- Cada uno aferrado a sus dioses, productos de toda una historia; los modelan y los destruyen, y según eso ordenan sus vidas.
En la frente les ponen monedas, en sus largas manos les cuelgan candados, letreros y rejas.
1.- Tu silueta va caminando con el alma triste y dormida, ya la aurora no es nada nuevo pa' tus ojos grandes y pa' tu frente; ya el cielo y sus estrellas se quedaron mudos, lejanos y muertos pa' tu mente ajena.

Jaime mete sus manos en los bolsillos en un acto reflejo buscando algo, reintenta y saca las manos vacias…
Crestas… ni una sola moneda…bueno… como siempre… no va a faltar la moneda solidaria…
Sigue caminando sin rumbo por alguna calle de Santiago. Había dormido una tranquila siesta bajo unos matorrales del parque, y siempre encaminaba sus pasos hacia el mismo lugar cada tarde, como un insecto estimulado por algún tipo especial de tropismo… entraba por Seminario hacia el sur… siempre su destino final era los alrededores de la estación Ñuñoa…
Jaime, un típico vagabundo, en apariencia, llevaba consigo un pasado bastante diferente…
Al cruzar por calle Rancagua lo saludó un rezagado barrendero municipal…

Hola Jaimito… como andáis…
Paz hermano, paz y amor…
Me queris acompañar… (le muestra un paquete en la mano y una botella camuflada)

Jaime y sin decir palabra se dirige hacia su amigo, mientras se pasa la manga de un viejo suéter por los labios

Tengo una marula con chancho y restito de tintolio ¿Cómo andamos con esto?

Jaime se soba las manos y camina junto al barrendero…

Nos pegamos una panzadita y de ahí voy a dejar el carro al Cuartel…

Se sientan a orilla de la vereda a la sombra de algunos arbustos que sobresalen de un jardín de una casa antigua…Jaime está incomodo…

Que te pasa? Tranquilo compadre, aquí nadie molesta… esta casa esta hace tiempo vacía…
Si lo se….
Tu también pasas por aquí seguido, tenis que saberlo, puchas que soy tonto. ( Mientras prepara los sándwich y le pasa la botella para que beba)
Me gusta conversar contigo… me gusta que me contis historias bonitas….

Jaime come con calma a pesar de su hambre y bebe con distinción…

Oye, te vias a tener que ir temprano p’a tu casa porque en la Avenida Grecia mañana van a hacer una concentración… va a hablar el Chicho… seguro que va estar lleno de pacos…

Si pero yo no le hago mal a nadie… vivo…
Ya empezaste a hablar raro…
Amigo, cuanto tiempo trabajas en este lado, en estas calles?
Pus… hace harto tiempo… como veinte años…
Tu sabis quien vivía aquí?
Puchas me pìllastes… en la esquina vivía una familia gringa, en esa casa… al frente un caballero que trabajaba en el Banco del Estado… allá, un profesor del Instituto Nacional…Aquí… no me acuerdo del caballero… de la señora si, era alta, morena…pelo negro…cara.. la empleada era re güena, siempre me daba cosas, pocas, pero güenas, a veces me daban ropa, por que los cabros… si de eso si me acuerdo, eran como ocho hermanos, todos seguiditos… parece que todos eran hombres… por que?
Y los haz visto últimamente….
No, ( se pasan la botella)… Oiga amigo, hace como un año le habían puesto un letrero de que se vendía… Que raro…
¿Que cosa?…
Yo conozco a todas las personas de este sector, y de esta casa… no me acuerdo… Pero si me acuerdo que una vez estaban muy nerviosos, uno de los hijos había ido sin decir nada… todo el barrio estaba preocupado… Por que me preguntas…
No por nada.. por saber nada mas…
Sabis que mas, me voy… se me esta haciendo tarde y me van a callampear si llego muy tarde… chao amigo, te la dejo, me dejais el envase caleteado ahí, yo lo paso a buscar mañana…
Jaime se quedó sentado en la vereda con la espalda pegada al muro del la reja y la cabeza encajada entre los barrotes…

2.- Nos hablaron una vez cuando niños, cuando la vida se muestra entera, "que el futuro", "que cuando grandes"; ahí murieron ya los momentos.
Sembraron así su semilla y tuvimos miedo, temblamos, y en ésto se nos fue la vida.

Siguió bebiendo lenta y pausadamente mientras su mente se fue hacia los dias de su infancia, eran ocho hermanos varones, el era el penúltimo, todos hijos de un prestigioso médico, quien crió a la familia bajo un estricto régimen familiar… su meta, como padre, era darle a cada uno de sus hijos una profesión universitaria, trabajaba duro para eso, y les impuso desde niño una disciplina casi militar.

Jaime, siguiendo la tradición familiar, estudió hasta cuarto humanidades en el Instituto Nacional, año que repitió, luego lo matricularon en el Internado Nacional Barros Arana, para que “arreglara la conducta”, pero a él ya le había picado el bichito de la independencia, de las artes, el quería otros horizontes, pero el miedo a la carencia económica lo limitaba… terminó las humanidades a duras penas y el puntaje no le dio para ingresar a medicina, por lo que se conformó con entrar a Arquitectura, carrera que aceptó su padre y que estaba mas cercana a lo que a él le hacia feliz…

Cursó el primer año sin muchos problemas en su hogar, pero si en su mundo interior… Descubrió que el Arte y la música lo hacían feliz… ese verano paso sus vacaciones en Reñaca, en casa de unos tíos, que arregañadientes lo aceptaron por su manera de ser… y pasó gran parte de sus vacaciones recorriendo cada uno de los rincones de Valparaíso… hizo amigos, escuchaba a los Beatles y empezó a fumar mariguana, de esa manera se acercaba mas al mundo que lo dejaba ser él, lejos de candados, letreros y rejas.

Sus hermanos, cada uno en su mundo, buscaron el éxito y la fortuna, siguiendo diferentes caminos, muy lejos del mundo de Jaime… mientras miraba esa casa, se dio cuenta que de aquella familia de donde había salido, solo quedaba una casona abandonada, calles desiertas y solo un cielo amplio donde aun de noche brillan las estrellas…

Su silueta va caminando con el alma triste y dormida, ya la aurora no es nada nuevo pa' tus ojos grandes y pa' tu frente; ya el cielo y sus estrellas se quedaron mudos, lejanos y muertos pa' tu mente ajena.

El Reporter Esso de Radio Minería, a medio día señalaba; "Titulares de la presente edición:

“Cincuenta mil personas proclamaron en el dia de ayer al candidato de la Unidad Popular, El acto fue realizado en la Avenida Grecia y se disolvió sin mayo problemas”….

En otro frente de la noticia, esta mañana fue encontrado el cadáver de un vagabundo de aproximadamente treinta años, en el patio posterior de la abandonada Estación Ñuñoa, quien a primera vista no presentaba signos de participación de terceros…”

3.- Cada uno aferrado a sus dioses, productos de toda una historia; los modelan y los destruyen, y según eso ordenan sus vidas.
En la frente les ponen monedas, en sus largas manos les cuelgan candados, letreros y rejas.

Era un día de marzo, hace mucho, mucho tiempo, tenía apenas seis años de edad, una imagen evocada de tanto en tanto, y hace algunos días se me vino nuevamente a la memoria, y como los seres humanos somos una máquina perfectamente imperfecta, sobre todo cuando hacemos un cóctel de situaciones proveniente del pasado, del presente y del futuro idealizado, eso me lleva a las viejas clases de historia de la Grecia Antigua donde fue sorprendente ver por primera vez la imagen de Juno con los rostros de perfil unidos por el rostro de frente.

Lo último que me dijo Roberta, antes de entrar a la zona de pasajeros fue que por razones de trabajo, se tendría que trasladar a la Undécima región, y que según como se desarrollaran los eventos, posiblemente el tiempo de permanencia sería prolongado.

Cuando conocí a Roberta, lo primero que grabé en mi mente y en mi corazón, que con ella el tiempo solo era el presente, ya que en las cosas de los afectos me había aburrido de sufrir dolores de las despedida y la amargura de tirar por la borda sueños, era el precio que tenía que pagar si asumía que había aprendido algo de la vida.

Después del encuentro con Jorge, y mi sorprendente descubrimiento que los paisajes urbanos de Santiago ya no eran los mismos, también en mi se había producido una metamorfosis nueva – el aceptar que Roberta desaparecía, así como había aparecido, pero esta vez no había dolor, sino un agradecimiento a la vida por haberme brindado una oportunidad de volver a sentirme joven en todo.

No hubo un adiós, ni promesas, ni un hasta siempre, ni un hasta luego, simplemente un chau… tan simple como el Hola que nos dijimos cuando nos conocimos.

Por eso que se me vino a la memoria mi primer día de clases, pues cuando crucé el portón de entrada del Kinder, llevé conmigo el apretón cariñoso en mi mano que mi padre me dio y esa sensación me duró hasta que me di cuenta que entraba a otro mundo que no conocía y que me cautivó. La imagen de mi padre se esfumó como por arte de magia y eran otros los rostros y las voces que acaparaban toda mi atención, esa escena volvió a mi, pero esta vez era parte del otro lado, cuando acompañé a mi hija en su primer día de clases, y también cuando me escapé del trabajo para acompañar a mi nieta y a la hija de mi ex pareja.

Es difícil aceptar que debemos dar fin a una relación que nos provoca agrado cuando las circunstancias cambian, y a veces no tenemos el valor de renunciar a lo conocido por ir en busca de nuevos horizontes y nuevas experiencias siguiendo los impulsos del corazón, como tampoco aceptamos el término de algo porque deja de existir la razón que provocaba ese nexo, y nos mentimos, y nos refugiamos en una serie de excusas que justifican nuestra cobardía o nuestro egoísmo.

Por eso, cuando ella me dijo de sus próximos pasos, se produjo un conflicto de intereses entre mis mundos interiores de la afectividad natural y el de la racionalidad, pero desde un comienzo lo tenía claro y debía asumirlo, las cosas son hasta que dejan de ser.

Lo diferente y mágico de toda esta experiencia fue que pasado un par de días, toda las imágenes que tenía de ella se fueron a cero, se me borraron de mi mente y cuando quiero recordar su rostro debo recurrir a algunas pocas fotos que tengo de ella, sin embargo siento a plenitud su energía en los espacios que compartimos, siento sus aromas, y en la quietud de la noche, cuando el músculo duerme y la ambición descansa (versos de un clásico tango que escuché por primera vez en una vieja radioemisora de mi ciudad natal) la siento a mi lado.

Hemos hablado por teléfono y por el chat, las conversaciones han sido gratas, calidas, llenas de afecto, pero las siento como la conversación de dos grandes amigos, dos grandes amigos que hicieron un paréntesis en la rutina de sus vidas y en una actitud generosa le dió el uno al otro, razón para seguir pensando que la vida es bella, y que el paréntesis de amor y de pasión ha sido como la lluvia, cuando todo alrededor se esta secando.

No hubo mayores preguntas de lo antes de conocernos, de lo que hacíamos cuando no estábamos juntos, ni de que lo que iremos a hacer… solo se vivió intensamente cada minuto que nos encontramos y tras cada palabra que nos decimos en nuestras conversaciones, hay una gran cuota de respeto, cariño y lealtad mutua.

No cabe duda que la vida, a diario nos pone pruebas, que tras cada hecho hay intrínsecamente involucrado un símbolo al cual debemos prestarle atención y descifrarlo, la conocí así de fácil, se nos hizo muy simple el comunicarnos y establecer una relación, era como si nos hubiésemos conocido de toda la vida, no era necesario las explicaciones ni las justificaciones, todo fluyó como un algo lógico y natural, y así como apareció, se fue, como un fantasma que representa lo que el otro necesitaba o la imagen de lo que me gustaría ser.

No se si lo pendiente de otras encarnaciones se concluyó, no me angustia su alejamiento, simplemente fue, y muy hermoso, si se repite, lo viviré a plenitud y si nunca vuelve a ocurrir, no me afectará porque con lo que fue, fue maravilloso.

Tengo la plena confianza que ella nunca olvidará que existe un aprendiz de escritor que se alegrará cuando ella cruce nuevamente el portal de su hogar y que ella vivirá siempre con la convicción que se cumplirá esa antigua máxima “pedid y os darán”