Aprendiz de escritor...arquitecto de mi existencia.

rio laja chile

GUSTAVO ARANEDA

lunes, mayo 26, 2008

CEFERINA Y DAGOBERTO (7a. Parte)

Esa tarde la siesta del juez se prolongó hasta la cena, se levantó sólo por compartir con Ayentemo, pero se le veía algo descompuesto, por lo que el joven respetó la situación y durante la cena solo se hablaron de cosas generales y de los acontecimientos últimos del pueblo.

No hubo sobremesa, por lo que Ayentemo salió a dar un paseo por el pueblo, dirigiéndose inconscientemente hacia la plaza, quizás con la intención de liberarse de toda la tensión provocada por las situaciones vividas, y sin proponérselo, se encontró frente a la puerta principal del Hotel, y sin pensarlo entró para tomarse un trago y terminar de despejar la mente.

En la entrada al comedor se encontró frente a frente con el capitán Muñoz y el sargento Ramírez que estaban en el bajativo de la cena, los tres estaban sorprendidos. El capitán Muñoz, se paró y en un gesto de mucha cordialidad y afecto se dirigió a Ayentemo saludándolo con un fuerte abrazo e invitándolo a la mesa, mientras que Ramírez trataba, casi en vano de tomar una actitud relajada;

Siéntese Rebolledo, quiere tomar alguna cosita, nosotros acabamos de cenar, perdón ¿Ud ya cenó?, Ayentemo asintió con un suave movimiento de cabeza, mientras que Ramírez se paraba y le saluda con el mismo afecto y cordialidad.

…pero siéntese Rebolledo, esto si que es una grata sorpresa, señaló el capitán
Cierto, es una muy grata sorpresa, dijo Ayentemo, mientras se sentaba
Y que se va a servir,
¿Que están tomando Uds?
Un traguito muy especial, es una mistela de mutilla (1) y esta suavecita, Ayentemo, aun sin palabras volvió a asentir con un movimiento de cabeza, el capitán hizo un gesto al garzón quien rápidamente llegó con un vaso para el joven….
Salud, dijo Muñoz, los otros respondieron y bebieron lentamente…
Pero esta no es la forma de beber cuando se esta celebrando, dijo Muñoz y llamando al garzón le pidió que trajese la botella….
¿Y cual es el motivo de la celebración mi sargento?, preguntó Ayentemo
Porque vamos a ser socios con Ramírez, Ayentemo, señaló el capitán
Si porque vamos a ser socios con mi capitán, confirmó algo dubitativo Ramírez
Ya te dije Ramírez, ahora sólo Muñoz…
Cierto, por eso, salud….
Salud….
Ayentemo se sumó a la alegría pero en el fondo de si, tenía dudas, eran demasiado las coincidencias y a estas alturas ya no creía en nada. No le cabía duda que, el capitán, sobre la marcha había inventado la excusa, pero presentía que la presencia de ellos obedecía a otras razones.

Ayentemo no hizo preguntas, bebió con ambos hasta cerca de la media noche momento en que los tres se retiraron, y acompañaron al joven hasta la casa del juez, donde se despidieron, con el compromiso de encontrarse al día siguiente para almorzar, pero esta vez en compañía del Juez.

Como a las 10 de la mañana llegó a la casa el capitán Muñoz y luego de los saludos de rigor le dijo al juez que nos venía a invitar a almorzar a su fundo y que además le iba a presentar a su socio, el juez le miró fijo a los ojos aceptando la la invitación le pregunto; ¿socio?...
Si don Celedonio, me asocié con el sargento Ramírez…
Pero yo daba por hecho esa sociedad hace ya mucho tiempo. Y no dando tiempo para explicaciones el Juez entró al interior de la casa y a los pocos minutos volvió y los tres hombres salieron rumbo hacia Quechereguas.

Vaya, vaya, hacia mucho tiempo que no andaba por estos lados dijo el juez, bajándose del viejo Ford que conducía Muñoz, y parece que todo esta igual, ¿Ud conocía por aca Ayentemo?
Si, don Celedonio, pero no había pasado por estos lados…cada día hay mas cercos…
Y a medida que pase el tiempo los habrá mas, y también mas problemas, sentenció don Celedonio.
Pero entre los huincas, retrucó el joven.

El último comentario quedo dando vueltas en el aire mientras se dirigían hacia un patio interior de la casona que era la casa patronal, les salió a encontrar el sargento Ramírez que llevaba consigo una pechera hecha de saco harinero con evidentes manchas de sangre reciente…
Buenos días, llegaron justo a tiempo, acabamos de despostar el cordero, claro que se perdieron el ñache, pero el asado no lo van a olvidar nunca…

Espero, dijo el juez, mientras miraba a su alrededor como buscando algo o haciendo una inspección ocular, veo que ha hecho algunas mejoras Muñoz…
Las suficientes para hacerlo mas cómodo, pero hay muchas cosas todavía que arreglar…
Ayentemo trataba de perder detalle, la familiaridad de la conversación y las preguntas le iban confirmando que el juez y el capitán eran viejos conocidos, eso ya no le cabía duda. Sus divagaciones fueron interrumpidas por la presencia de una dama que se dirigió directamente al juez;
Por fin se decidió venir don Celedonio, esto es todo un acontecimiento
Como esta Rosita, aquí me tiene, su marido prácticamente me raptó, y ¿cómo están los niños?
Internados en Concepción, y ¿Ud es…?
El es Ayentemo, intervino el capitán, Rebolledo, le presento a mi señora…
Mucho gusto señora, la felicito por el lugar.
Gracias, pero por favor, pónganse cómodos, le voy a decir a la Beatriz que les traiga alguna cosita por mientras, y si me disculpan, hay algunas cosas por hacer en la cocina…los cuatro hombres quedaron en silencio, como esperando quien hacía la siguiente movida.

Ayentemo tranquilamente se alejó un poco y mirando hacia el horizonte y buscando puntos de referencias conocidos de detuvo y girando se dirigió directamente al juez;
Me gustaría tener mi caballo ahora, creo que estoy a unas tres horas de donde esta enterrada mi madre…
Podría venir una próxima vez y programamos una excursión los tres intervino el sargento de manera efusiva, hace mucho tiempo que no lo hago
¿Qué no hace mi sargento?, preguntó el joven
Hacer una excursión, replicó el capitán acercándose al joven, Ramírez se va a morir siendo un milico de caballería.
Uno nunca deja de ser lo que ha sido toda la vida, intervino el juez
Pero ¿Uds saben donde esta enterrada mi madre?
Me imagino que en algún cementerio, dijo el juez
Lógico que en un cementerio, secundó el capitán…
Ayentemo guardó silencio por un instante y dirigiéndose a Ramírez le dijo;
¿le ayudo en algo mi sargento?
Pero es que ud anda con tenida de parada…
No se preocupe
En ese caso, venga conmigo…

Don Celedonio, ¿qué cree ud?, preguntó el capitán
¿de qué?
Del muchacho
Nada…
¿Ud esta seguro de lo que quiere hacer?
No me queda tiempo
En eso tiene razón, no queda tiempo
Yo comenzaré a hablar
Como ud diga don Celedonio…

Fue un agradable asado y el día se pasó volando, cuando el sol ya empezaba a perderse detrás de los cerros, subieron al viejo Ford y regresaron los cuatro a Traiguén, poco conversaron en el camino y a la llegada, don Celedonio se fue a acostar casi de inmediato y Ayentemo se quedó sentado un largo rato en el jardín interior de la casa.

¿Le gustaría servirse alguna cosita, antes de acostarse Ayentemo?
Gracias Sra. Graciela, no le sentí acercarse, disculpe Ud, mientras se paraba, hoy fue un día muy especial
Me imagino, Celedonio llegó muy agotado, pero feliz, pareciera que no toma conciencia de los años que tiene y hace cosas de joven…y ¿ha podido satisfacer sus curiosidades?
Hay que esperar en el momento justo y en el lugar preciso para recoger la fruta madura que cae, ¿ud me quiere decir algo señora Graciela?
Por mi, quisiera decir muchas cosas, pero…
No se preocupe, tengo tiempo y paciencia
Lo se, y también se que ha sido muy prudente y respetuoso
No podría ser de otra manera
Ud le tiene mucho cariño a mi marido
Mucho, más quizás de lo que se ha ganado
¿Cómo así?
Porque cuando uno quiere no puede tener secretos, los secretos son como las espinas, cuando no se sacan de inmediato y en la medida que pasa el tiempo, primero molestan, después comienzan a doler, y aunque uno disimule con los años duelen mucho mas, y uno trata de esconder el dolor ante los ojos de los demás, y eso hace que en cualquier descuido o sin querer alguien la pasa a llevar, entonces el dolor es mucho mas grande…
Pero ud. entiende a Celedonio… ¿verdad?, preguntó ella.
Y aunque no lo entendiera señora, he aprendido a tenerle mucho cariño, y hasta donde se, el cariño verdadero no necesita explicaciones… quizás sea mejor dejar todo esto, hasta aquí, el pasado no se recompone, y lo hecho, hecho esta, es muy posible que tenga razón, estoy tocando partes donde siento que hay varias espinas, y en varias personas… esta refrescando un poco, ¿no cree que es hora ya de irse a dormir?, vine por tres días y quisiera mañana regresar a Angol… ¿vamos?…

Y tomando por el brazo a la dama ingresaron a la casa, ella le despidió con un beso en la cara que el aceptó con mucho agrado.

Al ingresar al dormitorio encontró la caja encima de la cama y una foto tamaño postal de la hermana del juez. La tomó, la miró por un rato y luego la besó y la dejó en el velador, hasta mañana…. Gracias,... ud también…

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